bricomania y sus consecuencias

Ayer me toco pintar en casa, no es mi fuerte lo admito pero como dice Serrat “nunca perseguí la gloria...” eran solo unos retoques sin importancia.
El problema aparte de mancharme los pantalones, un poco al perro y unas manchas en el sofá que si no te fijas mucho no se ven, fue que me dio, hay que decir que muy mal aconsejado, por pintar en el descansillo de mi planta.
Había manchas por la zona del pulsador de la luz y unas pocas repartidas por la pared.
Sin encender la luz, deje la puerta de mi casa abierta, y sin pensar mucho me lío a pintar, algo no terminaba de ir bien.
Al terminar veo que ha quedado muy claro pero lo atribuí a que la pared del descansillo estaba muy sucia, al entrar en casa me doy cuenta que el color de las paredes de mi piso y la del descansillo no terminan de ser las mismas.
Enciendo la luz del descansillo, miro una pared, miro la otra, miro lo que he pintado parecen que son del mismo color pero diferentes tonos.
Para coño que usan tonos diferentes, se pinta todo de blanco y punto. Pues no de color crema y diferentes tonos, hijos de puta, me cago en bricomania.
Espere a que se secase lo pintado, haber si al secar sube el tono o el color o lo que sea, dos horas después nada había subido.
En fin creía que nadie se daría cuenta, pues si que se han dado cuenta y mucha.
El portero me mira mal, el de la limpieza, algún que otro vecino y en casa para que contarlo, ahora tengo que pedir pintura del color adecuado a la empresa constructora, el edificio lo entregaron hace año y medio, si no han dejado pintura, me tocara comprarla y después pintar.
Lo malo es no encontrar la puta pintura, en ese caso me tocara pintar todo el descansillo con el color de las paredes del jodido piso.
El sábado toca Ikea, seguramente me toque motar muebles.